lunes, 15 de diciembre de 2014

Sin gol y sin suerte (2-1)



El Espanyol se aferró a Cristhian Stuani para ganar un partido sobre la bocina, que parecía condenado al empate después de que el Granada, necesitado tras su mala dinámica, apostara por un planteamiento defensivo al igualar el choque en el minuto 60 y quedar en inferioridad numérica por la rigurosa expulsión de Juan Carlos. Piti ya firmó el primer aviso del partido a los diez minutos con un disparo desde la frontal. Casilla lo desvió a córner. El choque, muy trabado, se animaba: Colotto remató un pase desde la banda derecha que acabó en la manos de Roberto. El juego del Espanyol era muy espeso y la mayoría de ocasiones eran rojiblancas.
El fútbol blanquiazul era impreciso y no tenía control del balón. La iniciativa era del Granada, aunque tenía problemas para llegar con claridad al área local. Los centros eran sus mejores argumentos, pero los cabezazos de Murillo y El-Arabi se estrellaron contra el portero.Los planes de Sergio González no funcionaban. No era el equipo que acostumbran a ver sus seguidores en el Power8 Stadium. Su juego se movía a zarpazos, sin fluidez. Pero en una de estas acciones tuvo el premio. Fue Caicedo, en el minuto 34. El ecuatoriano desenredó la pelota entre los centrales y Roberto y empujó el 1-0. Fallo clamoroso del meta de Chantada.
Aunque sin éxito, el Granada tuvo la réplica muy pronto. En una jugada de tres contra tres, Piti optó por seguir en solitario. El extremo recortó a su defensor, sin que su disparo superara a Casilla, que intervino tajante con los pies. Los de Caparrós habían merecido más en esta primera mitad, aunque perdonaron demasiado. El Espanyol arrancó mucho más incisivo en la reanudación. Sergio Garcia no tardó mucho en enviar un balón al larguero. Salva Sevilla no controló bien el rechace y se quedó sin el 2-0. Pero, como pasó antes del descanso, el Granada obtuvo la recompensa cuando mejor estaba el rival. El Arabi, atento en el segundo palo, remató un centro de Piti, tras sacar Riki con picardía (1-1).
Los locales buscaban de nuevo un cambio de guión y fallaron en sus oportunidades más claras: un latigazo de Sergio García y un remate de cabeza de Salva Sevilla. Los de Joaquín Caparrós, por su parte, hacía ya minutos que estaban más replegados. Los blanquiazules se aferraban a la expulsión de Juan Carlos, en el 81, y a la habilidad en el juego aéreo de Stuani. El uruguayo se situó como referencia. El cerrojo rojiblanco estaba echado y el empate parecía inamovible. Hasta que en el 90, el internacional uruguayo, tras un centro de Lucas Vázquez, cruzó el balón ante Roberto, que pudo hacer más. Era el 2-1. Otro palo más para el Granada que mereció mucho más y que su volvió a venir de vacío al final. Cuando más duele...
El mejor: El Arabi
FILIPINOS DEL GRANÁ

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